Nutriendo el espíritu
Darse tiempo
El duelo es un proceso que toma tiempo. Se paciente y benevolente contigo mismo. Querer salir del dolor con premura, puede ser contraproducente y tarde o temprano te vuelve a alcanzar. Acepta el día, las horas, los momentos, conforme se vayan presentando, evitando juicios y con compasión todo irá fluyendo día con día.
Contacto con la naturaleza
Respirar aire fresco, sentir el sol, escuchar el cantar de los pájaros, caminar descalzo por la arena o el pasto, contemplar un atardecer, escuchar el correr del agua, todo esto da la sensación de que cabe más aire en el cuerpo. Conectar con la Naturaleza nos recuerda los procesos mismos de la vida y la “naturalidad de los mismos” . Acercarnos a estos espacios de luz nos ayudarán a iluminar nuestro interior.
Rodearse de gente que te transmita paz
Es muy difícil saber que decir o como acompañar a los dolientes ante la muerte de un hijo. Habrá personas que proyecten sus miedos y sean insistentes en preguntarte como sucedieron las cosas, deseando preveer el que nada parecido les suceda a ellos. Habrá quienes ante lo abrumador de la situación, evadan por completo el tema, como si nada hubiera pasado, en fin, puede haber varias actitudes de las personas, la mayor parte de las veces sin dolo, que te harán sentir muy incómodo o inquieto. Si esta situación se repite constantemente con alguna persona, puedes poner cierta distancia momentánea. Es tiempo de recuperarte de una herida inmensa y como tal deberás cuidarte hasta que tengas mayores recursos de socializacíon.
Ser aliado de tu fe o creencia
Si tienes alguna fe o creencia que te ayuda a conectarte con tú lado espiritual, ocupala lo más que puedas. Tu hijo murió fisícamente, pero la parte no corporea sigue tan viva como antes, por lo que podrás seguir conectado con el desde ese lugar y te dará las fuerzas necesarias para tu proceso de recuperación y resignificación.
Inversión del tiempo
Con el paso del tiempo las emociones se estabilizan y podrá haber mayores momentos de tranquildad. Sin embargo, el tiempo por sí solo no podrá sanar lo suficiente. Invertir tiempo en interiorizar, hacer conciencia de todo lo que se removió ante la muerte y trabajar en ello, nos ayudará a crecer y a resignificar algunos o varios aspectos de nuestra personalidad.
Permitete Reir
Ante tanto dolor, es difícil creer que exista algo que nos pueda causar risa o alegría. Sin embargo, muchas situaciones, recuerdos o personas lo podrán seguir generando. Probablemente se de la risa de manera espontánea, permite que fluya al igual que cualquier otra emoción. Generará endorfinas que te ayudarán a sentirte mejor y disminuir el cortisol, que seguramente habrá generado el estrés. Siempre será benéfico acordarteque aún hay cosas, personas y situaciones en tú vida por las cuáles alegrarte.
Ser Feliz con lo que si se tiene
Valorar todo lo que si tenemos en este momento será un aliciente para salir adelante. Desde lo más sencillo hasta lo más complejo…
Celebrar todo lo celebrable, nuestro Aniversario, un cumpleaños, algun logro, es difícil tener ánimo para grandes fiestas, el solo compartir momentos que han tenido un impacto de crecimiento en nuestra vida con personas que nos son significativas, nos ayudarán a atesorar todo lo valioso que aun permanece en nuestro entorno.
Prescindir de la presencia física y emocional de nuestro hijo es devastador. En un principio hasta respirar es difícil. Afortunadamente, podemos seguir conectados desde la parte espiritual, energética, intangible que sabemos que ahí está. El amor a un hijo es eterno.
Atesora a tu Pareja
Probablemente haz escuchado que de 10 matrimonios que han sufrido la muerte de un hijo, 8 terminan en divorcio. Algunas de las principales causas son las culpas. En realidad ninguno de nosotros tenemos el poder de decidir o controlar cuando alguien nace o muere. Hay bebés que han sobrevivido días bajo los escombros y otros que mueren sin razón aparente, habiendo tenido los mejores cuidados. Dejar los juicios y culpas a un lado, nos ayudarán a encontrar la empatía para nosotros mismos y para nuestra pareja. Ambos comparten la misma intensidad de dolor. Ayuda respetar el dolor y los tiempos del otro y compartir con amor los momentos que se pueden. El amor es en gran parte una cuestión de voluntad, si deciden acompañarse y caminar juntos con altibajos y todos los retos que implica, será una vivencia de la que saldrán sumamente fortalecidos y unidos como pareja.
El Cuidado de tus otros hijos
La sensación de no poderlos atender o la necesidad de sobreprotección podrán ser emociones y pensamientos por los que probablemente transites. Tener el mismo cuidado que tendrás que tener para ti, será el mismo que les beneficiará a ellos. Una atención física, emocional y psicológica de acuerdo a la edad que tengan. Sin embargo, lo más importante para ellos será, seguir sintiéndose amados por sus Padres, saber que estos todavía son capaces de cuidarlos y que siguen siendo tan importantes como el hermano que murió.
Realizar actividades que te conecten con la Vida y el Futuro de la misma
Ya sea tu trabajo, tus Padres, tus otros hijos, tus amigos, tu mascota, un viaje, algo o muchas cosas habrán que te conecten con tú realidad física. Sigues vivo y no sabes por cuanto tiempo más lo estarás. Continúa o busca realizar las actividades que le sigan dando sentido a tu trascendencia. Es el momento en el que necesitarás resurgir desde tus propias cenizas como el Ave Fénix.
Honra la Memoria de tu Hijo
Habrá muchas formas comúnes y otras muy personales en las que podrás rendirle homenaje. Los Rituales te acercan a su Memoria y al espacio que hoy ocupa.
Podrás plantar un árbol, ofrecer una Misa, elaborar un álbum con sus mejores momentos, prenderle una vela en su Aniversario, hacer una donación a alguna Fundación, celebrar su cumpleaños, escribirle un poema, en fin, cualquier ritual que te brinde paz, que te permita sentir su amor y su presencia desde otro lugar.
